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06 junio 2006

Fin de semana romantico

Frente a un hórreo del siglo XVIII se alza esta casa de nueva planta construida en piedra, a la manera de las antiguas casonas que pueblan esta comarca.

Sorprende en ella su balcón corrido, los balconcillos de forja y el afilado tejado a dos aguas con inefables aires alpinos. Sillas de mimbre, detalles en forja y telas de algodón crean una atmósfera íntima en las alcobas, bastantes generosas en equipamiento. Un cesto repleto de cosméticos campestres, identificados con el anagrama del establecimiento, adorna los cuartos de baño, primorosos y, en cierto modo, diminutos.

El salón principal, en la planta inferior, presenta dos ambientes separados por el hueco de una escalera: uno, abrigado por la chimenea y otro donde se sirven las comidas. En una finca anexa al hotel cabe disfrutar de un enorme jardín con piscina, presidido por un cruceiro.


Más información: Casa antiga do monte